¡Muy buenas a todos!
En el artículo de hoy vamos a hablar de un tema que nos encontramos en nuestro día a día, y que muchos de nosotros pasamos por alto. Hablamos de nada más y nada menos que del pescado que compramos en los supermercados, y para ser más específicos, del pescado ultracongelado.
¿Quién de los que estamos aquí no ha comprado alguna vez pescado congelado? Esas bolsas que nos vienen con el pescado ya limpio, en filetes o en trozos, y conservado para varias semanas. ¿Todo parece ideal, verdad?
Pues os vamos a mostrar varios problemas que rodean a este tipo de productos, que son más graves de lo que parecen, y poco conocidos.
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Vamos a ello
Cuando vamos a comprar al supermercado, uno de nuestros alimentos en la lista puede ser el pescado. Llegamos y vamos a la zona de pescadería, vemos los pescados frescos que se venden, y quizás compremos alguno, o tal vez lo dejamos para el final de la compra.
Entonces pasamos por la zona de los congeladores, y vemos pescado congelado, cortado y ya limpio. Y pensamos… ¿pues quizás interese más comprar una bolsa de estas, no? Total, no me tengo que preocupar de que se me ponga malo, o que me lo tenga que comer en los próximos días, y al final es lo mismo.
Pues bien, obviando los temas nutricionales, en los que no nos vamos a meter, hay mucho de lo que hablar en temas de conservación oceánica sobre este pescado ultracongelado.
Los problemas de los ultracongelados
La clave de este tipo de pescados se encuentra en el método de pesca utilizado. En casi el 100% de los productos que hemos encontrado en los supermercados, el método consistía en la pesca de arrastre. Merluzas, atunes, rape, calamares…
Y bien, ¿en qué consiste la pesca de arrastre? Se trata de unas extensas redes movidas por embarcaciones denominadas arrastreros, y con una serie de pesajes, con el objetivo de que se desplacen hasta el fondo oceánico, y, como su nombre indica, se arrastren por el mismo.
Es un método de pesca completamente destructivo, ya que no diferencia entre especies, destruye el fondo oceánico, acaba con algas, altera el desplazamiento de grandes individuos, etc…
Para realizar un símil que todos podamos imaginar: La pesca de arrastre sería como ir al bosque a cazar unos ciervos, pero en vez de cazarlos con flechas o escopetas, se tiraría una enorme red desde el cielo que arrastraría todo a su paso. En ese arrastre vas a cazar a los ciervos, sí, pero además te has llevado árboles, arbustos, suelo, otra gran cantidad de animales, etc. Has destruido el bosque entero para conseguir unos cuantos individuos de una especie, ¿veis la gravedad?.

Ilustración que muestra la pesca de arrastre. Obtenida de Oceana
La tasa de capturas accidentales o by-catch es muy considerable, llegando a descartarse hasta el 70% de lo capturado (Greenpeace).
Muchos países regulan este tipo de pesca, pero las limitaciones que adoptan suelen ser escasas. La realidad por la que no se prohíbe es debido a la gran cantidad de beneficios económicos que genera a los países. Se debería regular y buscar métodos de pesca alternativos, con el fin de reducir lo máximo posible el impacto de la pesca.
Otro problema asociado a estos productos es su procedencia, ¿sabéis de dónde provienen? Aquí en España, el origen de la mayoría de ellos son las zonas atlánticas de los países africanos (Namibia, Senegal…), miles de kilómetros hasta que llegan a nuestro país. Un gasto excesivo de combustible para el transporte de los mismos, y de energía para mantener en los buques el producto ultracongelado durante semanas.
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¿Qué podemos hacer nosotros?
Nuestra labor es mucho más importante de lo que parece, aquí la conocida frase «si no hay demanda, no hay negocio» toma una importancia brutal.
Lo primero, mirad siempre el método de pesca utilizado para capturar el pescado, cefalópodo, etc… Y evitad comprarlo si es con redes de arrastre o redes de deriva (que también son muy perjudiciales, ya que mamíferos como los delfines las visualizan con dificultad y se quedan atrapados). Y ya os avisamos que casi todo lo que se encuentra en el congelador va a tener estos métodos de pesca.
Ejemplos de productos ultracongelados
Entonces, ¿qué pescado compro?. Lo más recomendable es asistir a tu pescadero de confianza, comprar el producto fresco, preguntarle por el tipo de pesca utilizado y su procedencia. Y quizás ni tengas que preguntar, porque en las propias etiquetas de venta se puede visualizar esa información. Es importante fijarse en esto, porque el que sea un pescado fresco no implica que ya sea sostenible, aunque tenemos más garantía que con los congelados.
Con esta medida tan simple como dejar de comprarlo, estamos contribuyendo a un cambio en el método de pesca, y ayudando a centenares de especies a que no se destruyan sus hábitats. Es un gesto que, literalmente, salva vidas.
Así que ya sabes, la próxima vez que vayas al supermercado, recuerda este artículo, y demuestra que eres una persona concienciada y capaz de distinguir entre un producto sostenible y otro que destruye el hábitat de muchas especies.
Y recuerda…
«Mantén tus creencias a flote»

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